miércoles, 30 de marzo de 2011
Lo que nos queda del cristianismo
¿Que queda del cristianismo?. Si vamos talando las mitologias, los lenguajes apocalipticos, los criterios tribales, las visiones limitadas a la tierra y aun a Israel. Si ya no hay Adan y Eva, no hay principio del género humano localizado en un tiempo y lugar. No hay tal pecado original que sucede y se prolonga como una culpa de unas personas localizadas y concretas. Al menos ya no lo podemos entender como un acontecimiento que ocurre al principio de la raza humana y que desvía la condición inicial del humano según lo había establecido Dios a su situación actual. Más bien entenderíamos que el mismo relato de la Creación y la expulsión del Edén es una manera temporal que expresa simplemente que Dios esta detras de todo y que estamos en una situación que tiene solución, que es la salvación de Jesús, en nuestro caso. Simplemente hay una humanidad, seguramente dirigida en el principio por alguna o algunas civilización de origen exterior a la Tierra, primero para delimitar alguna adaptación genética, alguna noción cultural como empujón de arranque para conseguir que se adapta a la vida e inicia su andadura como civilización inteligente, dominando un sistema de susbsistencia y empezando a descubrir la realidad y dominarla. De ahi que a los indios se les enseñase el yoga, a los egipcios, mayas, chinos, etc tengan distintos inicios, hasta las variantes etnicas y culturales que conocemos. Pues es en este principio que hay, como desarrollo lógico y necesario, una opción por el mal, por el orgullo, la vanidad, la avaricia, que deja a esta sociedad en una dinámica de autodestrucción y que en si es el mal, el pecado que heredamos y hacia lo que dirigimos nuestro esfuerzo de modificar. Es errar para aprender y en cualquier otro lugar del Universo las civilizaciones deberian pasar por procesos semejantes para superarlos y establecerse en etapas superiores. Es el objeto de la salvación que nos trae Jesús y que cada religión aporta como solución para nuestro sufrimiento y nuestra superación. El Mal y el Malo en principio sería una personificación de esta inercia hacia la muerte. Pero ¿habrá un ser espiritual que lo gestiones y anime? Resulta que cierta visión da más credibilidad a lo impersonal que a una concepción donde la existencia de una conciencia personal esté vigente. Dios para el ambiente Nueva Era es mas creíble como una Energía, Conciencia, Oceano de amor y luz, etc, que como alguien que sabe de mi, que me habla y puedo hablar. Y lo cierto es que existe una imperfección en mi individualidad, que se indentifica con el cuerpo, que se apropia de la realidad, se separa y se endiosa. Reside en mi persona el mal y yo soy el que peco. Pero en si mismo la individualidad transformada es la que se une al Altísimo, la que ejerce el amor y la misericordia. Asi que el hombre evolucionado no debería de ser anulado en una falta de individualidad, como si por si mismo fuera una perfección, sino que siendo individuo sin pecado, estaría unido al Uno, participando de su vida, en nuestro caso en el Hijo de Dios que estan unido al Padre. De la misma manera Dios, que tiene todas las perfecciones que conocemos y otras que ni sospechamos, su individualidad es una perfección más y nuestra capacidad para comunicarnos con El es una perfección de amor en la que participamos de su propia vida interna como esta descrita en una comunidad, en la Trinidad cristiana. Y el mismo Demonio, que es objeto de tantas intervenciones en el Evangelio de Jesús no es extraño que exista personalmente, no sea solamente un elemento cultural que culpaba de toda enfermedad y sufrimiento, asi como posesiones, que es lo que más identificamos con el Espiritu del Mal, sino que de alguna manera, con algun objeto que no es fácil de determinar su evolución incide en la nuestra como una dificultad que dilata nuestra superación de dificultades hasta el punto de establecer una relación de dominio y la salvación de Jesús es una victoria sobre esta esclavitud. De ahi a condenarlos en el infierno, de establecer culpabilidades y demás cuentos primitivos hay cierta distancia. Tampoco podemos separar la persona de la conciencia de emana de el, con lo cual el Maligno es a su vez el creador de esa atmosfera de mal que nos inclina hacia lo que no nos conviene, la tentacion, y nos dificulta las acciones que nos unen a la fuerza salvadora que Dios a suscitado en Jesucristo. En general lo mitologico y apocaliptico, lenguajes de la Creación y la Parusía, carecen de toda validez literal y tienen una gran valor de expresión de la acción de Dios, que esta detras de toda manifestación (Creación) y que nos invita a la vigilancia como el que esta siempre activo porque no sabe cuando le van a pedir cuentas (Parusía) Pero la Encarnación es quizás el contenido cristiano que más puede sufrir ante una concepción en la que descartamos la cronología que se hace llamar cristiana. Sin Creación y Parusía, sin que la Tierra sea en marco de la realidad sino una pequeña mota de polvo ninguneada entre los trillones de planetas y de Bigbanes, dimensiones, etc, solo nos queda un hombre, encarnado, real, que muere amando de tal manera que en esa cruz hay una Palabra de parte de Dios, una expresión en la que Dios nos revela que el es, como es, y que quiere que seamos nosotros. Ese hombre Jesucristo se hacía pasar con el acontecimiento central de la historia. En Jesús acontecía la plenitud de los tiempos, y el principio el fin en el que se sublina esta creación en uno que no tuviera muerte. Mas bien Jesús es el acontecimiento a partir del cual el hombre es recreado para ser un hombre nuevo que empieza a vivir como resucitado, pero si tocar los universos, sin necesitar un cielo nuevo y una tierra o galaxia nueva. Sino vivir como una existencia en una plano donde no hay sombras y no necesitamos de sol y luna. Ni de matrimonio porque seremos como angeles. Seremos como es Jesus termina diciendo Juan en su carta. Si esa Encarnación sucede simultaneamente y continuamente en los humanos que necesitan esa luz que les regala Dios. Si esa Encarnación es la que necesitamos en este momento y hay otras tantas, cuasi infinitas en cada paso de crecimiento. Si como dice Bruno el movimiento de amor es uno, el envio del Hijo como acto de amor del Padre, pero en cada etapa, cultura, se hace presente esa Encarnación para abrirnos el cielo, un cielo, una etapa siguiente que nos acerca a Dios, tal vez queda algo maltrecha esa seguridad cristiana de tener en Jesús todo. O no. Porque para Dios cada etapa, cada hombre, cada situación es atendidia personalmente, cariñosamente, atentamente, minuciosamente, delicamente, como si de una sola criatura se tratase la creación, todo lo grande e inconcebible que sea. En eso consiste la grandeza de Dios, que siendo grande se hace detallista. Sabe tu nombre, lo que hay en tu corazon, tiene contados tus pelos, lo que tu no sabes de ti mismo Dios si lo sabe y cuenta con ello. A ese Dios y Padre de Jesucristo dirimos nuestras súplicas, pedimos el Espiritu Santo sabiendo que es mejor que un padre malo que da pan a sus hijos cuando se lo pide en lugar de una piedra. A el la Gloria, el honor y el Reino por siempre. Ese Dios y Padre de Jesucristo nos queda, esta vivo y nos ama.
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