lunes, 29 de abril de 2013

Padre nuestro que estas en los cielos

Cielos es la clave para entender y aprovechar esta oración. Bueno, lo importante es el Padre, es su Nombre, su Reino, su voluntad, su Pan, su perdón, el salir victorioso en la tentación y la liberación del Malo. Lo importante es recibir el Espiritu Santo que es lo que le pedimos que es el don de el Padre no regala por Jesucristo, que actualiza su Palabra, que es Jesús, ahora encarnada en cada hombre, no como el Emmanuel, el hombre en el que Dios nos acompaña, sino como Dios mismo que se une a nuestro espiritu para recrear en el poder de la resurrección de Jesús un hombre nuevo que es hijo de Dios, que da la gloria a Dios. Me acuerdo de Pablo hablando del tercer cielo. Hay una tradición judía que habla de siete cielos, que por cierto el Islam lo repite. Y lo que nos interesa del Padre nuestro no son especulaciones históricas, bíblicas, culturales, sino una práctica intensa y provechosa de la oración que nos enseñó Jesús. Y lo que pasa es que el Espiritu Santo es el don de Dios, el don que Dios nos concede, es en si el Cielo en cada hombre. Por eso sanificar su Nombre es participar del Cielo, del la acción del Espiritu que nos santifica y asi santifica y glorifica el Nombre del Padre, e igual con cada nivel de acción del Espiritu, cada vez mas encarnada, mas cercana a nuestra realidad. Las tres primeras peticiones nos acercan al Padre, mirandole, amandole. El Pan el Jesucristo, que nos alimenta, que conecta las tres peticiones del Padre con las tres del Espiritu. Porque alimentados del Pan de vida permitimos que el Espiritu, las tres ultimas peticiones, actúe en el perdon, el discernimiento en las tentacion y la liberación del Malo. Dios actúa en todas, pero para exponer la dinámica trinitaria, dentro de la unidad de la oración unica, Padre, en el nombre de Jesús danos el Espiritu, expandimos en las siete peticiones siete venidas del Espiritu, por cierto septuple y uno, desde los siete cielos, o las siete maneras de abrirnos a la morada de Dios o de permitir que en Jesus participemos de nuestra Cabeza que ya esta en el cielo y nosotros con el en su Cuerpo. Son intuiciones, pinceladas que diría Kiko Arguello cuando se le ocurren ideas que no sabe bien como exponer pero que le sirven para intensificar la vida de fe.

jueves, 25 de abril de 2013

Orar en todo momento

Asi motiva el entrañable protagonista del Peregrino Ruso su sincera y poco convencional búsqueda de la oración continua, basado en el pasaje de San Pablo. En la oración de Jesús, la invocación continua, afectiva, desde el corazón, en el arrepentimiento, con la apertura y la confianza de quien se fia del que le ama, con ese soporte de una oración simple, con el poder del Nombre sobre todo nombre, del resucitado que nos da su Espiritu Santo, hay una tradición que avala esta espiritualidad. Y es completamente práctico. Porque la mente no se desvia en muchas ideas y discernimientos teologicos, ganando la intensidad afectiva hacia Jesús que nos escucha y viene a salvarnos a la profundidad meditativa del la Leccio o del método dominicano de intenso discernimiento que nos lleva a la simpicidad de la contemplación. Lo que pasa es que con toda esta experiencia y efectividad podemos dotar a la oración que nos regaló el Señor de las mismas caracteristicas que hace tan eficiente la invocación del Santo Nombre. Primero simplicidad. Vamos a unificar las siete peticiones en una sola, de la que cada una sería un matiz de la misma petición. Y ¿que pedimos en el Padre? Pues evidentemente lo que dice Jesús, algo bueno, el Espiritu Santo. Nos dirigimos al Padre en en Nombre del Hijo para pedir el Espiritu Santo. Que a su vez nos invita a acercarnos al Hijo para experimentar la filiación, pues el ora en nosotros invocando al Padre. ¿Y que relación hay entre las siete peticiones? Pues que hay una dinamica de encarnación, desde la petición del Espiritu Santo para que podamos santificar su santo Nombre con nuestra vida, pasando por su Reino, no Voluntad, y en cada una de ellas hay un acercamiento. Asi que el Espiritu Santo esta viniendo a nuestra intimidad, desde el Nombre inaccesible, a su reinar y su voluntad concreta para cada uno. Estas tres peticiones quedan en el ambito del Padre. En el Pan es la Encarnación, en Jesucrito, el Pan de vida, el que vive de hacer la voluntad del Padre y que es nuestro alimento. Es el paso a la comunidad que recibe el Espiritu, que se transforma del yo al nosotros. O mejor al Yo de Cristo en el que saltamos de ser una criatura a participar en la relación del Hijo con su Padre amado. Y nutridos con el Espritu que nos da estar en comunión con Jesús poder pedir perdon como perdonamos, disciernir y vencer la tentación y liberarnos del Malo, para la gloria del nuestro Padre. Así las tres ultimas peticiones están en el ambito de la acción del Espiritu que nos cristifica. Y todo ello sigue siendo pedir el Espiritu Santo, cada vez mas cerca de nuestra situación de esclavitud de la que Jesús viene a salvarnos. De la recreación que Dios nos regala en su Hijo. Porque por el poder de su resurección nos hace una criatura nueva que nace, crece y llega, segun su promesa, su Palabra, a ser un hombre que tiene la estatura de Jesús en la fe, la esperanza y el amor. Que crece hasta dar el mismo fruto maduro del amor que muestra Dios en la Cruz de Cristo. Así unificado en la simplicidad puede ser el Padre nuestro no una colección de peticiones dispares, complementarias pero distintas, sino una progresión de la acción del Espiritu que nos hace hombres segun Jesucristo, que se dirige en su nombre al Padre bueno para que nos de el Espiritu que nos transforma en el hombre nuevo que puede dar la gloria a Dios.

miércoles, 17 de abril de 2013

No se nos ha dado otro Nombre bajo el cielo por el que podamos salvarnos.

El sentido más inmediato que nos viene a la mente es el de exclusividad. Es como si Dios no quisiera que otros hombres que según sus tradiciones, culturas, mentalidades, le invocasen con otros nombres, y aún sin conocerle le llamasen para que les salvasen, y si no es con el Nombre registrado, diríamos hoy, no les va a escuchar y acudir en su auxilio. Y eso desdice de todo lo que sabemos de un Dios amoroso, que mira el corazón y no la pronunciación de un sonido para llamarle. El mismo Jesús invita a sus discípulos a no prohibir que otros que no estan con ellos, hagan milagros en su nombre. En cualquier caso era en el nombre de Jesús los milagros de los separados, pero también entenderiamos que son en el poder de Jesús, y desde esa comprensión tal vez un budista medita desde el poder de Jesús que muere por él en la cruz, y todos los milagros, y los de amor son los importantes, los hacen todos los hombres en el nombre del resucitado. En el rastro un dia, a mis 18 años estaba colaborando con los Hare Krishna en distribuir libros, y una hermana evangelica me dijo que sintiendolo mucho el Dios en el que creiamos era un demonio. Esa cerrazón nos desesperaba, era algo que nos descalificaba, nos encerraba en el error y en la maldad. Y nosotros queriamos expresar nuestra buena noticia para beneficiar a los hombres. Hoy entiendo algo más pero no mucho más sobre la exclusividad y la universalidad de Dios. Expresado en Jesús, nuestro Padre nos regala en su Hijo su amor, su proyecto personal para cada hombre, su propia persona la acerca increiblemente cerca para que gocemos de su ternura. Por eso es un pecado rechazarle. No el rechazar a Jesús porque eres taoista y no entiendes que es eso de un hombre crucificado y resucitado, sino que inmerso en la cultura cristiana al recibir el kerigma no te entusiasme el amor que Dios te tiene en Jesús. Por eso no cabe otra opción de amor de Dios por ti. Me ocurrió una vez (a mi no me pasan muchas cosas, pero Dios en atención de mi cabezonería me alimenta con algun regalito mi poca fe) que en una iglesia senti como su hubiera una gran V que era el poder de Dios manifestado en Cristo Jesús y al acogerno a esa gracia nos insertabamos en su salvación. Entonces me pregunte que si otras tradiciones religiosas tendrían otros conos de salvación, a lo cual sentí como que no cabia esa pregunta. Y no creo que fuera porque los budistas, hindúes o hombres de cualquier planeta del Universo nos fueran a recibir del Dios Unico una salvación igual, sino porque ante esta visión lo que correspondía era agradecerle, bendecirle por el detalle de su gracia en lugar de localizar e divagar sobre la situación de otros hombres. Era un regalo, una declación de amor y no el momento de mirar si hoy otros nombres o como reciben de esta gracia los no cristianos. Porque creo que lo que prevalece es la experiencia de gracia y la respuesta de fe a ese amor. Tenemos fe en que Dios nos ama y en esa fe Dios recrea un hombre que ama, a imagen de Jesús y el Espiritu de resucitado nos lleva a crecer hasta la estatura de Jesús en el amor. Y esa vivencia no es tan exclusiva en cuanto a que se de en más humanidades sino en el hecho de que se de en mí y en la respuesta que Dios espera a su iniciativa de amor, a mi amén. Al permiso de que Dios haga grande obras en mí. Ayer miraba sobre un santo medio hindú y musulman indio, Sai Baba de Shirdi, sencillo, intenso, autentico. Una expresión de Dios según la concepción hinduista. Y me costaba asimilar lo que es de Dios en esa religiosidad y no dañar la exclusividad de mi Señor Jesús y mi Unico Dios verdadero. Y lo cierto es que Sai Baba me animaria a que fuera un cristiano integro y sincero, o sea, algo que valiera la pena y no como soy en este momento, tan tibio, tan cobarde. Pero no deja de ser dificil en la práctica vivir la exclusividad de un Dios que nos sobrepasa y que a su vez nos da la impresión de que sabemos mucho de él, a veces tanto que nos parece una mascota domesticada en las lineas de comprensión de nuestros dogmas y nuestras seguridades eclesiales. Por eso es bueno pedir en la oración por todos los hombres, para que el Dios de todas las humanidades les de de a cada hombre, a cada criatura lo mejor que tiene, que en nuestra cultura es Jesus el Señor.