miércoles, 25 de junio de 2008

Oración trinitaria

Igual que la Oración de Jesús, inicialmente dirigida al Hijo, contiene la dinamica trinitaria, vivimos en ese clamor a Jesús, la accion del Padre, a donde nos dirije Jesús y del Espiritu que nos hace proclamar el señorio de Jesus y recibir del él la vida de hijos del Padre, en la comunión con Jesús, el Hijo Unico, en la oración del Padre nuestro, laten la dinamica de las tres personas de la Trinidad. Pues nunca Jesus esta separado del Padre, aun en lo que propiamente hace como Hijo, como Palabra de Dios, y lo mismo diriamos de las otras Personas. Asi el Padre se le atribuye la creacion, aun cuando no crea sin el Hijo y sin el Espiritu, a Jesus la redencion, en la que el Padre esta presente y el Espiritu actua, y en esta epoca de cristificacion, el Espiritu nos dirige a la comunion con nuestro Hermano mayor, la cabeza de la Iglesia, y en Cristo al Padre.

Las tres primeras peticiones del Padre nuestro estarian en el ambito del Padre especificamente, pues son contemplacion de la santidad de su nombre, peticion del Reino del Padre y de su voluntad en nuestras vidas. Por supuesto que es en la comunion con Jesus que participamos de la santidad, Reino y voluntad del Padre, y que el Espiritu Santo que nos dirije hacia el Padre, el Abba es el que nos santifica respondiendo a la peticion de santificar su nombre, nos permite participar en su Reinar y cumple en cada uno su voluntad.

La peticion especifica del Jesus es la cuarta, la comunion con el, el Pan vivo bajado del cielo del que el mana del desierto fue imagen parcial, que nos permite participar de la santificacion del Padre, pues Jesus mismo es que que lo santifica, del Reino, que es el y su voluntad por la que que vivio, que es su pan, como Jesus en para cada cristiano el Pan de vida.

Y el Espiritu Santo que nos renueva, nos edifica, nos hace crecer en santidad hasta la estatura del Jesus en el amor es el que nos descubre nuestro pecado, nos convence de nuestro pecado y nos invita a clamar misericordia al Padre. El que nos ilumina nuestra debilidad en la tentacion y nos fortalece para no sucumbir en ella. Y nos libera del espiritu del Mal. De ahi que son la tres ultimas las propias del Espiritu

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