El proceso que lleva un cristiano desde su inicio hasta tu final esta marcado por la accion del Espiritu Santo que le lleva a la verdad completa, a su ser imagen y semejanza de Dios en Jesucristo. Por lo tanto la meta, la cristificación, el ser otro Cristo, se inicia con la aceptación de Jesus como su salvador que se comunica en la Iglesia y después de distintos pasos donde se va derrumbando el hombre segun la carne, el hombre segun el demonio, en hombre advocado a la muerte, y va surgiendo desde el poder de la resurreccion de Cristo, un hombre nuevo que es hijo de Dios en el Hijo Unico, y que es nuestro verdadero ser hombre, segun el proyecto inicial por el que Dios nos creo, para ser imagen de Dios. En ese proceso precisamente el hombre se libera de su mentira, de su muerte, segun el que lo sometia, el padre de la mentira y el asesinato, que mataba su ser hijo de Dios.
Pero no hay transformacion inmediata, aunque si hay ciertos avances puntuales en algunas etapas, como la primera, lo habitual avanzar en la fe con el dia a dia en el que sin sentirlo, como dice Jesus, crece el Reino en su corazon poco a poco, sin sentirlo hasta que finalmente los pajaros se posan en lo que fue la semilla de mostaza.
El cristiano tiene en la Iglesia los medios para su nacimiento y su crecimiento, su area de gestacion, de ahi que sea la madre, representada como Maria gesto a Jesus, la Iglesia gesta al cristiano. Hay tres medios preferenciales que vive el cristiano en su ambito comunitario eclesial. Palabra, Oración y compartir, que a modo de tres patas de una silla, nos sostienen y nos estabilizar en el caminar a la santificacion prometida en dia del bautismo.
La Palabra es propiamente Jesus, la Palabra de Dios que viene a nuestra vida para hacer la voluntad de Dios en cada cristiano. La Biblia contiene la Palabra de Dios, pero no la agota. La Palabra de Dios esta viva, actua desde la creacion, hagase la luz y se hizo, y esa Palabra es la expresion del amor gratuito de Dios para con nosotros. Y esa Palabra reune, moviliza, dinamiza al cristiano desde el principio en el que acepta el anuncio del amor de Dios en Cristo, el Kerigma, hasta el dia que Dios cumple su obra, su voluntad haciendo un hombre segun Jesús, que hace obras iguales a el, y hasta mayores en su Espiritu. Es la iniciativa de Dios, Dios primero nos habla, nos transforma, nos invita a la Vida eterna. Y como Maria, como Abraham, acogemos esa promesa sabiendo que el que nos lo promete lo va a cumplir. Y desde ese momento la misma fe crea lo que has creido, dejas tu tierra y tus seguridades y te pones en camino sabiendo que para Dios ya esta hecho, (grandes obras ha hecho en mi, del Magnificat) La oracion, hagase, es pedir el Espiritu Santo, del que dice Jesus que el Padre siempre lo da, para que lleve a termino su obra de cristificacion.
Fruto de esta Palabra, y eco de esta Palabra y accion del Espiritu es el consentimiento en libertad con que el creyente proclama el Amen, es verdad, hagase. La oracion es un canto de alabanza que proclama que Dios es grande porque no ha amado, nos ha invitado con su Palabra a la vida eterna, ha hablado y lo ha cumplido. Y comunitariamente entonamos un himno de alabanza que proclama desde el Espritu de la verdad que Dios es bueno y estamos alegres. Y esa misma Palabra, mas cortante que espada de dos filos, que llega hasta las junturas entre el alma y el espiritu, que saca tu verdad afuera es la te da fuerzas para reconocer contigo mismo, ante los hermanos de la comunidad y ante Dios mismo tu verdad, tu estado de pecado, para saber donde estas y que hacer para llegar a donde vas.
Asi el creyente que recibe de la Iglesia una Palabra viva, a la que responde segun el Espiritu ora en el, para recibir el mismo Espiritu que lleva a fin la obra de Dios en El para gloria de Dios, y compartiendo su vida con una comunidad de hermanos con los que se santifica en la mutua aceptacion desde el pecado y la verdad, que les hace crecer en comunidad, ese creyente participa del verdadero tesoro de la Iglesia, tan cercana y tan desconocida.
Le vamos a pedir al Señor que su Iglesia ofrezca a sus hijos plenamente que sea el medio para la santificacion de sus hijos, pues en su pobreza solo ofrece sacramentos y envia en la soledad a orar y escuchar la Palabra cada uno a su casa. Precisamente la aportacion del Vaticano II tiene que ver con ofrecer al bautizado, con independencia de su vocacion particular, un sistema de crecimiento completo para vivir el evangelio hasta su ultima consecuencia. Y este es el reto de la Iglesia en este momento.
Hay multiples ofertas para que los fieles desarrollen su vida espiritual en grupos de fe, parroquiales, de diversos movimientos, de distinta orientacion pastoral, pero siempre en sintonia con la era del posconcilio.
Si en Señor me lo permite quiero ofrecer como instrumento de nuestro Padre el profundizar en la oracion que nos regalo Jesus, para gloria de Dios. Amen
miércoles, 13 de agosto de 2008
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