viernes, 8 de abril de 2011

La Iglesia de Jesús, un saco de salvación

En medio de una Eucaristía, estaba terminando un ayuno en verano, por lo demás no especialmente volcado a la oración como se debería plantear un ayuno, y de alguna manera entendí que el misterio de la Iglesia de Jesucristo es una acción de Dios que realiza en Jesús, estableciendole como Señor, con poder para que todo el que entra en ese ámbito de salvación quede transformado según el Espiritu Santo que concede Jesús, y la palabra que me vino a la mente es que era como un saco de salvación. Realmente me pareció una forma alargada donde actuaba el poder de Jesús y en donde los cristianos en la oración, la Palabra y la Eucaristía y la oración comunitaria entrabamos para recibir la acción de Dios e irnos incorporando gradualmente según el hombre viejo, que vibra según el pecado, el orgullo, la autodeterminación, la separación del la voluntad de Dios, se va desmorando, y va incorporandose en la dinámica de la libertad de los hijos de Dios, liberandose del ámbito del Demonio, que tendrá su función y su proceso pero que para nosotros supone una dificultad, precisamente para que nos decantemos por el amor a Dios como lo hace Jesús en vida. Esta recreación de nuestra persona en Jesús, que es el objeto del cristianismo, por medio del Espiritu Santo, es el fin de la Iglesia. Las prácticas, la espiritualidad, las tradiciones y consejos de nuestros hermanos mayores, nuestra tradición espiritual, es perfectamente válida hoy, porque nuestros hermanos, hoy incorporados en Cristo, cristificados, participando de la santidad de Jesús, nos animan en la fe y inteceden en la intercesión del único Mediador entre Dios y los hombres, todo esto es perfectamente válido y la misión de la Iglesia que somos responsables de incrementar y fortalecer es responder a la Gracia con la que Dios nos ha bendecido en Jesucristo al ser elegidos en la Persona de Cristo para ser santos para gloria de Dios, para santificar su Nombre. Y esta maravillosa Gracia se puede compaginar sin tener que escondernos la cabeza en la almohada de las visiones precientificas que nos condenan y condena este tesoro a una dogmatica trasnochada y fanática que crea desprestigio y rechazo en todo el que se acerque al cristianismo con sus fes en tiempos imposibles, entiendase Creación, Encarnación y Parusía geocentrica. Porque el relato de la Creación parte del supuesto de que antes de ésta no existía nada, que Dios va haciendo la Tierra, por cierto con unas luces mayores y menores. El intento de transferir esta visión antigua a una Bigbang es inadecuada porque quiere hacer valer la revelación bíblica por encima de la objetividad de la realidad, que en este momento empezamos a concebir como algo que nos desfasa en números, energía, tiempo, etc. Hablamos de materia oscura y energía oscura y lo que ilumina la luz, que percibimos con nuestros sentidos solo es un porcentaje minúsculo de lo que debe existir. Hablamos de antimateria, de Universos de antimateria. Tal vez de otro tipo de estructura energética. De dimensiones paralelas a la nuestra compartiendo nuestro mismo espacio, con interacciones con la nuestra o sin ellas. Son demasidas alteraciones, un proceso como el no geocentrismo de Galileo multiplicado por algo que nos desbanca, para seguir manteniento seguridades dogmáticas. Porque arriesgarnos a equivocarnos es negarles la fe a los hermanos que nos sucedan. Precisamente los no religiosos vaticinan cierta crisis religiosa cuando haya algun avance cientifico definitivo, a nivel de Física, de contactos con otras civilizaciones, etc. Y entonces concluyen que los terrestres dejaremos de creer en la Iglesia que se empeña en seguir defendiendo lo indefendible y obligando a nuestros intelectos a anularse innecesariamente. Cuando lo importante, la eficiencia del Espiritu Santo, la acción de Dios en Jesús, constituido como Señor con poder, la fuerza de salvación del Evangelio de Cristo, son verdad, es un camino de santificación que Dios suscita para acercanos a el, para que hagamos su voluntad, para crecer desde el estadio en el que vivimos hasta el que nos tiene reservado. No el cielo definitivo ni la eternidad, ni ninguna como sería esa visión de los cristianos que se ciñen a la vision bíblica, creyendo literalmente en las descripciones apocalípticas y miticas, sino dentro de la limitación en la que vivimos lo que nos sirve es la acción de Dios. En mismo Dios, la Trinidad, lo que establece la Teología, tal vez se puede seguir citando en tanto expresa movimientos de expresión, la Palabra de Dios que nos hace llegar su Voluntad y que si le permitimos su obra nos transforma con su Espiritu. De ahi a ver esa Trinidad que estaba de vacaciones una parte de la eternidad, que trabaja una temporada y vuelve a vivir en el cielo pero ahora acompañados por un monton de almas santas mientras que otras se han quedado con los demonios en el infierno, va mucha distancia. Predica en el Kerigma el amor de Dios y luego les dices que algunas, pocas o muchas almas se quedan eternamente condenadas, y veras como te dejan plantado como Pablo en el Aerópago. ¿Cómo va a ser que un padre que es malo castigue a su hijo eternamente, si sólo se castiga para que aprenda, para que se enmiende, para un fin bueno? Un padre malo da pan cuando se lo pide su hijo, como el Padre va a dar la peor de las piedras cuando su hijo necesita crecer espiritualmente? El resumen de esta reflexión es que siempre hay el peligro de que muchos cristianos queden escandalizados, que se sientan engañados porque se han "cambiado" los dogmas. Y la única solución es distribuir abundantemente y adecuadamente una experiencia válida de cristificación que ahora mismo apenas algunos hermanos poseen, a veces nisiquiera los mas entregados a la vida de la Iglesia. Y luego aguantará nuestra fe en el desierto en el que nos quedamos con el puro y cierto amor de Dios por encima de toda evidencia que nos descuadra en esa crisis en la que nos quitan a Adan, la única humanidad, ser los reyes de la Creación, ser los hombres las unicas criaturas con alma espiritual, ser el único planeta donde Dios se hace presente, ser Israel en único pueblo elegido, se la Iglesia la única infalible en el Universo, ser la biblia la unica Palabra de Dios, etc. Y lo cierto es que el Único es el que nos queda, el Padre santo, que nos ama, nos cuida, sabe el número de nuestros cabellos y lo que hay en nuestro corazón y nos da el Espiritu santo que nos hace sus hijos para poderle glorificar como se merece y ser felices en su presencia.

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