martes, 20 de noviembre de 2007

Venga tu Reino

El Reino de Dios es el tema preferente de Jesús. Dios nos regala su reinar en nuestra vida, aunque ese reinar no es al estilo de como lo entiende el mundo. Por eso no quiere involucrarse en las formas mundanas de gobernar. El Reino de su Padre no es de este mundo. Por eso no le va a salvar de la muerte.



El Reino de Dios esta con nosotros, no esta aquí o allá. Es un Reino no ubicado en unas coordenandas espaciales ni temporales. Jesús nos regala ese poder de Dios si le permitimos que su Espiritu Santo nos santifique, cumpliento la voluntad de Dios para cada hombre de que se santifique como el es santo. Ese es la buena noticia del Reino que ya está entre nosotros, que crece una vez desde ser una semilla de mostaza que ha sido plantada hasta llegar a ser un gran árbol en el que anidan las aves.

El anuncio del Evangelio de Reino es precisamente que Dios en Jesucristo nos ha querido venir a reinar, a regalarnos que no seamos subditos de la muerte, de sufrimiento, de la mentira, del odio, sino que reine en nosotros Dios, que es la vida plena.

Por eso Jesús es el reinar pleno, en él se nos muestra un hombre en que Dios reina plenamente en el amor. Dios se expresa en Jesús, y sabemos de Dios porque Jesús es su Palabra. Y sabemos que Dios es amor y lo que Dios quiere que seamos, su voluntad para cada uno, es que amemos como Jesús ama, hasta la plenitud de la cruz donde la vida por sus enemigos.

Por eso la petición más clara del Espiritu Santo, aunque en cada parte del Padre nuestro está presente, es esta del Reino de Dios, de la acción de Dios, del reinar de Dios. No es un reino geografico, sino la acción del reinar igual que la Palabra de Dios no es una cosa, un objeto, sino una acción en la que Dios te habla.

Le pedimos al Padre que nos dé lo que más quiere el Padre darnos, su Santo Espiritu para participar de lo que es Dios. Y para eso el Padre nos envía su Espiritu para que ore en nuestro interior, en nuestra sinceridad, en lo más autentico de nuestro corazón para que nos envie el mismo Espiritu Santo que nos hace clamar a Dios Papá. Y confiando en nuestra papaíto querido lanzarnos a permitir que haga su voluntad en su hijo, siendo criaturas nuevas recreadas en Cristo, en nuevo Adán, hombres nuevos nacidos de Espiritu en los que Reina Dios con su Espiritu Santo, siendo dóciles a las mociones del Espiritu de Cristo que vive hasta desarrollarse otro cristo que hace las obras iguales y hasta mayores que las del mismo Jesucristo, como nos anuncia el mismo Jesús.

El Reino de Dios es mas cercano que el Nombre del Padre. Es el mismo nombre del Padre, en mismo poder del Padre pero recibido en nuestra vida que se deja hacer, reinar, por el poder del Espiritu Santo. Del mismo modo que la voluntad de Dios es el reinar de Dios concretizado en lo que Dios quiere de cada hombre, haciendo lo mismo que hacen los santos del cielo. Y el pan con el que se alimenta Jesús es hacer la voluntad del Padre, y Jesús es su voluntad para cada uno, y alimentandonos del Pan bajado del cielo nos robustecemos creciendo hasta ser cada dia mas parecidos el Hijo de Dios al vivir en comunion con el Hijo Unico, creciendo en santidad y comunión con el que nos ha invitado a ser parte de su Cuerpo, para glorificar y santificar al Padre bueno.

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