Cuenta de Carlos de Foucauld se pasó años en el desierto planificando lo que esperaba que fuera su comunidad cristiana para que los hermanos que se sientieran llamados a vivir esa espiritualidad preciosa que vivia de ser presencia de Cristo en medio de los bereberes, tuvieran ya descrita como organizar y vivir en comunidad su vida cristiana. Y que cuando murió no conoció ningún hermano. Aunque después cayó esos escritos en manos de cristianos que sientieron el impulso de vivir como Carlos y así salieron los hermanitos de Carlos de Foucauld
Pues mi caso es descendiendo a lo pequeño, como si estuvieramos hablando de un rascielos y ahora pasasemos a hablar de una cabaña insignificante, lo que quiero expresar al planificar lo que podriamos organizar con unos hermanos que participasemos de la espiritualidad de Padre nuestro y quisieramos vivir en común como hace el Espiritu con los cristianos.
Primeramente se anuncia el Kerigma. Siempre el anuncio del amor de Dios, base, cimiento, estructura y principio que rocia y cuaja todas las fases de crecimiento, desde las iniciales con consolaciones hasta las secas y oscuras. Las de interiorización de la propia realidad, para desde el pecado clamar misericordia al Dios que nos ama como somos y que nos quiere santos como su Hijo.
Luego la iniciación acompañada a la Palabra y la oración como respuesta a la iniciativa de la promesa de Dios de hacernos sus hijos.
Y ya, como a los dos años, empezando a soltarse en la vida contemplativa centrarse el grupo en compartir lo que se vive con la base común de la oración personal y comunitaria del Padre nuestro.
Eso lo pongo ante el Señor Jesús, que intercede ante el Padre por nosotros, para que el Espiritu Santo lo suscite para gloria de Dios.
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