En la oración que Jesús nos enseñó le pedimos el Espiritu Santo. Ya dice Jesús que el Padre le dará el Espiritu Santo el que se lo pida con insistencia, igual que el juez injusto, y que si siendo malos le damos cosas buenas a nuestros hijos, como nuestro Padre no nos va a dar lo bueno, el Espiritu Santo.
La comunidad ora al Padre nuestro, es Jesucristo mismo orando con nosotros, su Iglesia, su Cuerpo. Y las peticiones se cumplen perfectamente en Cristo. El es que el que santifica en Nombre del Padre, el que proclama con su amor la santidad de Dios. El es el Reino de Dios. El es el que hace la voluntad de Dios. Por eso al orar Santificado sea tu nombre, pedimos que el Espiritu Santo venga a hacernos avanzar en la accion del Espiritu que nos cristifica, que nos hace acercarnos a ser cristo, que santifica el Nombre del Padre, haciendo venir su Reino, haciendo su voluntad.
Finalmente la comunidad pide al Padre a Cristo mismo, el pan de vida, el pan del mañana danoslo hoy.
Y en y por Jesucristo le pedimos el perdón de los pecados y el don de perdonarlos. El discernimiento en la tentación y la liberación del Maligno, pues Jesús fue en vida perdonando los pecados y dando poder sobre la tentacion y liberando a los oprimidos por el demonio. Por eso le pedimos el Espiritu Santo que nos actualiza en cada uno y en la comunidad el poder de Cristo sobre el pecado y el Maligno.
El Espiritu Santo que nos da Jesus nos hace clamar Abba. Nos hace vivir la misma vida que vivio el Hijo de Dios, haciéndonos por adopción hijos del Padre en el amor de Jesucristo. Y Jesús solo vivió cara el Padre, con el celo de amarlo con todo el corazón. Creciendo en este amor hasta que en su hora culmino ese amor dando la vida en obediencia y amor al Padre en la cruz, y dandonos a nosotros la vida eterna, cumpliendose en Jesucristo el Shema que fue dado como una Palabra que un dia se cumpliria en Jesus, por lo que el Padre le resucitó para cumplir haz esto y viviras. Y a nosotros juntamente con el para vivir de su vida el alabanza y adoracion al Padre eterno, unidos a nuestra vid que nos hace dar frutos de vida eterna y nos recrea en un nuevo nacimiento un hombre nuevo, segun se va desmoronando el viejo adan destinado a la muerte, va creciendo ese hombre que es Cristo en nosotros que ya no muere porque participa de la vida de Jesus, para gloria de Dios Padre. Amen
martes, 18 de diciembre de 2007
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